Clr. Natalia G. Lange

Clr. Natalia G. Lange

Desarrollo Personal | Esp. en Duelos | Psi. Social

Imagen. Acompañar a los adolescentes

Cómo acompañar a los adolescentes en su proceso de duelo

La Adolescencia es un período con características singulares y únicas, para todos, incluidos quienes se encuentran transitando ese período, la presencia del virus covid-19 nos ha corrido de la normalidad acostumbrada y si se ha perdido a algún familiar en estos momentos es común que el ánimo decaiga y se sienta ansiedad, algunos, seguramente, se recluyan en su habitación.

Acompañarlos respetando sus emociones es fundamental como también poder escucharlos sin juzgar y sin poner nuestro valor por sobre sus sentimientos.

Igual pueden sentirse aislados y excluidos, tal vez más de lo normal y es por ello que conviene estar atentos a ciertas pautas.

Pautas para acompañar a los adolescentes

  • Las expresiones emocionales de los adolescentes se diferencia a las del adulto en cuanto a la intensidad con la que son expresadas y vivenciadas. Suelen manifestar rabia lo que hace que la comunicación sea más fuerte y agresiva. En ocasiones convierten su emoción en un enfado desplazado que es dirigido hacia alguien enconcreto (el mundo, la vida, Dios), y otras veces ese enfado será retraído interiorizado hacia sí mismos o hacia otros. Puede ayudarlos hablar de lo que les pasa, de lo que sienten, de esa frustración, bronca y/o dolor retenido, también realizar una actividad física para desahogar su rabia e impotencia.
  • Si en la familia existe un familiar enfermo de covid-19 u otra enfermedad es indispensable que los padres o personas cercanas le expliquen cómo se encuentra su familiar, su evolución y posible desenlace, el por qué no se lo puede visitar y en caso de fallecimiento por qué no acompañar o velar como desearíamos; hacer que se sientan incluidos en la toma de decisiones.
  • Ayudarles a los adolescentes a encontrar la manera de seguir comunicados con aquellas personas que deben seguir aisladas para que puedan sentir la seguridad y continuidad del vínculo.
  • Cuando la pérdida es significativa, al adolescente le cuesta imaginar la vida sin esa persona que acaba de morir. El adolescente hace frente a la pérdida al mismo tiempo que tiene que afrontar los cambios y conflictos propios de la edad y la circunstancia actual.
  • Aunque no tengamos respuestas para todos sus interrogantes, es importante que sepan que estamos ahí para ellos. Podemos compartir nuestros sentimientos con ellos lo que hará que nos acerquemos emocionalmente, sintiéndonos más tranquilos y transmitiendo esa tranquilidad a ellos.
  • Tengamos en cuenta su opinión, que sientan que los consideremos; reconozcamos su colaboración.
  • No ocultemos nuestros sentimientos, esto ayudará a propiciar en ellos la expresión de las emociones y aceptar el uso de diferentes recursos en la expresión de sus emociones: dibujos, música, escritura.
  • Mantenernos no muy cerca para no agobiarlos, no muy lejos para que no se sientan abandonados.
  • Tenemos que estar preparados para que minimicen la pérdida, seamos pacientes, es la forma que encuentran de proteger su dolor.
  • Hablemos de manera abierta en la familia, sin juicios ni descalificaciones. Hablemos y escuchemos como nos hubiera gustado hablar y ser escuchados a esa edad.
  • Tal vez comiencen a cuestionar las creencias religiosas o culturales de la familia.
  • Es frecuente que el adolescente tenga miedo a olvidar, aquí es importante reforzarles cómo tener presente a su ser querido a lo largo de su vida.
  • Intentar que mantengan una rutina diaria, darles alguna responsabilidad dentro de la casa, esto ayudará a que se sientan seguros y útiles.
  • Pueden dejar de sentir entusiasmo por aquellas cosas o actividades que antes les apasionaba; es buen momento para reinventar y buscar otras cosas que los entusiasmen, como en plataformas de internet o en la web.
  • Evitar que estén sobreexpuestos a imágenes o información transmitiddos por los medios de comunicación.
  • Siempre, en todo momento validemos su mundo emocional, para ellos lo que sienten, lo que les pasa es legítimo. Dejemos que se desahoguen, exploremos sus preocupaciones y ayudemos a entender lo que está sucediendo.
  • Dejémosle espacio e intimidad. Respetemos su necesidad de desconexión y sus silencios.
  • No decir frases como: “debes ser fuerte”, “deja de llorar, ya sos grande”
  • Seamos comprensivos con las necesidades que tienen de expresar sus sentimientos con sus pares.
  • Tenemos que estar atentos a dichos tales como “la vida es efímera, y no vale la pena esforzarse”. Si es necesario buscar ayuda online si de manera presencial aún no se habilita.
  • Expliquemos a sus maestros o profesores de la situación vivida, si hubo fallecimiento de un ser significativo para que se pueda acordar el cumplimiento de las tareas sin una extrema presión.
  • Aprovechemos para fortalecer el encuentro, para acercarnos más a nuestros hijos, conocer sus opiniones sobre diferentes temas, recordarnos a la edad de ellos, qué nos hubiera gustado escuchar, sentir. Homenajear a quienes han partido durante este último año, y sobre todo que noten la actitud que nosotros tenemos hacia la muerte para que de ello rescaten un clarificador pero no menos difícil aprendizaje.

Como adultos es importante poder visibilizar los desafíos a los que se enfrentan y estar preparados para acompañarlos.

Si necesitás ayuda, no dudes en contactarme.


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