Cuando empezamos a crecer en nuestra profesión, cuando decidimos vestirnos de esa manera que nos identifica, cuando amamos a quien nos plazca, cuando caminamos livianos de resentimientos y culpas, cuando comenzamos a ver en el horizonte que todo el sacrificio hecho comienza a retribuirnos como esperábamos, indiscutiblemente, asoman nuestros retractores, jueces autonombrados que dirán lo mal que hacemos al dedicar nuestro tiempo en aquello que nos apasiona, a decir que la vestimenta que llevamos puesta es demasiado formal, o demasiado llamativa o un tanto hippie.
Intentaran desestabilizarnos con comentarios hirientes, aumentarán los rumores, el hablar por detrás nuestro para desacreditarnos pero siempre con la intención de que nos enteremos, porque creen que allí rige su poder. Luego intentarán sobornarnos y continuarán con la crítica destructiva, pero, esa crítica, ¿realmente nos destruye?
Cuando estas situaciones sucedan hazte las siguientes preguntas:
1️⃣ ¿Sus palabras y chismes afectan mi profesión, mi manera de vestir o cómo dirijo mis palabras hacia los demás?
2️⃣ ¿Las personas con propósito, critican o se esfuerzan en cumplir sus metas?
3️⃣ ¿De qué lado elijo ubicarme, destruir o construir?
Vos elegís.
Contame tu experiencia. Contactame.