El Coaching no es para todos, y ¿por qué digo esto? Porque hablar de querer cambiar es maravilloso pero estar dispuesto a hacerlo es diferente. Cambiar supone cuestionarse a uno mismo, modificar creencias, romper con viejos esquemas mentales y reconocer que tu verdad, tal vez, no sea cierta. Sinceramente no todos están preparados para aceptarlo.
Cuando hablamos de cambiar, no nos referimos a hacerlo de manera superficial. Es un proceso de transformación, tanto personal como profesional.
Si no cambiamos nuestras creencias y tomamos el hábito de trabajar en ello, éstas nos harán volver a la conducta inicial. Por eso te pregunto ¿Estás dispuesto/a a cuestionar tus creencias y valores?
Como Coach hago preguntas que te harán reflexionar, más allá de todo aquello que has planteado y, en esos casos, me ha pasado que alguno de mis clientes esquiva la respuesta muy diestramente. Y esto sucede porque saben que el cambio es necesario, pero oír su propia voz diciendo lo que necesita, asusta y como defensa se prefiere huir y dispersar la mente en otras cosas dejando de enfocarse en el problema.
Sí sólo querés que te escuchen pero no pretendés cambiar, probablemente el coaching no sea lo que necesitás.
El Coach no te va a decir lo que tenés que hacer con respecto a un problema concreto, sino que es quien te ayuda a que seas vos quien descubra lo que necesita en tu situación. Un Coach puede proporcionarte alternativas, darte ejemplos pero nunca te dirá “tenés que hacer esto”. ¿Sabés por qué? Porque cada situación, problema, inquietud es única, como también es única la experiencia y expectativa de la persona que lo está transitando.
Hay una frase que me gusta decir a mis clientes: la responsabilidad de conseguir tus metas y objetivos es únicamente tuya, yo sólo te acompaño para ayudar a aclarar y que te des cuenta qué necesitas o qué te hace falta.
Conseguir ser responsable cuando decido comenzar un proceso de cambio es aceptar tomar decisiones propias, conocerse y actuar en consecuencia.
Cambiar es un proceso largo; un cambio de vida o de cualquier aspecto, sobre todo lo que refiere a las creencias más arraigadas de una persona, supone un esfuerzo emocional y de tiempo, que no siempre es el que se estima al comenzar a trabajarlo.
El cambio es un proceso paulatino, en el que avanzarás, retrocederás o te sentirás estático, sintiendo frustración por no cumplir con lo que te propusiste; pero es bueno entender que eso que te está pasando es parte del proceso y necesitarás tener paciencia y auto-comprensión. Si te frustras a la primera de cambio y no estás dispuesto a esperar y continuar el proceso para obtener resultados, entonces el coaching no es para vos. Es importante no obsesionarse con los resultados desde un primer momento, hay que darse tiempo y espacio para incorporar todo lo nuevo que llega, disfrutar de pequeños triunfos, aunque al principio creas que no vas a ningún lugar.
Para que un proceso de coaching funcione, además de responsabilidad, necesitamos compromiso.
No sólo se debe escuchar, reflexionar, realizar la tan conocida introspección, sino que es fundamental actuar, pasar a la acción. Pero quien debe pasar a la acción es el cliente, no el coach y desde allí es que hablamos de compromiso y seriedad en todo el proceso.
Si aplazás sesiones o incumplís con un plan de acción, porque no tenés tiempo o no te sentís preparado o un sinfín de excusas y estas situaciones se repiten con frecuencia, tal vez no te sientas verdaderamente implicado en tu gestión de cambio.
En el proceso de coaching puede ser que creas que tu problema se encuentra en el trabajo, pero al comenzar a indagar en tu vida, en tus creencias, en tus complejos u obstáculos internos, descubres que tu problema se encuentra en otro ámbito como puede ser el familiar. Esto en coaching lo llamamos “darse cuenta de algo que ni siquiera sospechabas que existía”. Detrás de ese obstáculo, que tal vez parezca insignificante, se encuentran un sinfín de emociones reprimidas, de miedos latentes que no habían salido a flote.
Hay personas que cuando descubren que hay algo más detrás de su problema u objetivo, se asustan (lo cual es normal) y deciden no seguir tocando ese tema o directamente abandonar las sesiones.
Antes de comenzar con sesiones de coaching, preguntate si estás dispuesto a remover tus emociones ocultas, tus miedos, a cuestionar creencias y valores, a considerar que no tenés todas las respuestas, que podés estar equivocado con respecto a la forma en que vivís.
El coaching te sirve para ampliar tus horizontes, para que logres ver algo de lo que no eras consciente. Tenés que abrir tu mente, aceptar que todos estamos en la vida para aprender y en un aprendizaje continuo, que no hay certezas y que todas las respuestas las llevás adentro, solo que en ocasiones hace falta que alguien te acompañe a encontrarlas.
Alcanzar tus objetivos no se trata de hacerlo a través de trucos ni recetas fáciles. Se trata de un proceso de cambio, de introspección a niveles profundos y de que tengas el valor de enfrentarte a tu verdadero yo, porque “regular las emociones humanas va a ser el próximo paso evolutivo de la humanidad.”